Todo empieza con los datos.
Las ciudades inteligentes usan datos y tecnología digital para tomar mejores decisiones y mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Los municipios pueden acceder a datos en tiempo real y analizar los eventos mientras suceden, identificar patrones y responder con soluciones más rápidas y económicas.
Básicamente, una ciudad inteligente es un conjunto de tecnologías de la información y la comunicación compuesto por redes inteligentes de máquinas y objetos conectados que transmiten datos a la nube y mediante tecnologías inalámbricas. Las aplicaciones del internet de las cosas basadas en la nube reciben, analizan y gestionan estos datos en tiempo real para ayudar a los municipios, las empresas y los ciudadanos a tomar mejores decisiones.
El objetivo general de una ciudad inteligente es crear un entorno urbano más eficiente, responsivo y sostenible. Vincular los smartphones, los vehículos o los hogares con la infraestructura física y los servicios de la ciudad sirve para mejorar la distribución de la energía, agilizar la recogida de residuos, mejorar la calidad del aire, y reducir los atascos o la duración de los desplazamientos. Las aplicaciones de la tecnología inteligente pueden ayudar a las ciudades a reducir la criminalidad, la carga de morbilidad e incluso el consumo de agua.
La tecnología esencial para una ciudad inteligente
Los sensores, la conectividad constante y las plataformas de datos abiertos son algunos de los elementos clave de las ciudades inteligentes. Sin embargo, uno de los dispositivos tecnológicos más importantes para una ciudad inteligente es el que los consumidores suelen llevar consigo a todas partes: el smartphone.
Los smartphones están en las manos (y los bolsillos) de casi todo el mundo, y actúan como proveedores constantes de información de la infraestructura de datos de las ciudades inteligentes. Los smartphones cuentan con una gran variedad de sensores, desde GPS y micrófonos hasta giroscopios o barómetros, que pueden detectar y emitir grandes cantidades de datos. Las ciudades inteligentes pueden utilizar estos datos para detectar la densidad de las multitudes y tratar de reducir las aglomeraciones en el transporte público.
En el futuro, las aplicaciones avanzadas y de baja latencia que utilizan redes inalámbricas 5G y de fibra simétrica para realizar análisis de big data e intercambiar información y vídeo en tiempo real a las ciudades inteligentes al siguiente nivel de conectividad y capacidad de respuesta.
Estas son algunas de las principales tecnologías que utilizan actualmente las ciudades inteligentes:
Internet de las Cosas
El internet de las Cosas (IdC) es el uso expansivo de sensores avanzados y comunicación inalámbrica para conectar todo tipo de dispositivos digitales y físicos. La implementación a gran escala de sensores genera grandes cantidades de datos que se pueden utilizar en aplicaciones inteligentes para optimizar el uso de recursos y la toma de decisiones.
Estas son algunas de las aplicaciones clave del IdC en las ciudades inteligentes:
- Uso de sensores y cámaras para realizar un modelado dinámico del tráfico que permite la gestión inteligente del tráfico y prevención de atascos.
- Sistemas de estacionamiento inteligentes que monitorizan las plazas disponibles, y servicios de pago de estacionamiento online.
- Iniciativas de salud inteligente que utilizan sensores de detección para mejorar los servicios de diagnóstico de la atención primaria.
- Sensores que monitorizan los contenedores de residuos y los niveles de las papeleras para optimizar la frecuencia y las rutas de recogida.
- Contadores inteligentes con lectura automática de los consumos de agua, electricidad y gas que permiten controlar el consumo y pagar de forma remota.
- Control inteligente y automatizado de la iluminación urbana basado en detectores de movimiento y sensores de iluminación para ahorrar electricidad.
Computación cognitiva
Los sistemas cognitivos combinan tecnologías de aprendizaje automático y procesamiento del lenguaje natural para extraer información de grandes conjuntos de datos. Las capacidades de razonamiento de estos sistemas permiten lidiar con la ambigüedad y la incertidumbre para procesar enormes cantidades de datos y, además, son una de las tecnologías clave para facilitar el procesamiento de datos y las aplicaciones del IdC.
Vehículos autónomos
Ya existen herramientas de conducción asistida que están mejorando el funcionamiento de los coches, desde el control de crucero adaptativo hasta el estacionamiento automatizado. Pero los vehículos autónomos van más allá, y están equipados con software inteligente y una gran variedad de sensores, lo que permite reducir los accidentes relacionados con la conducción, eliminar la congestión, reducir los tiempos de desplazamiento y mejorar la disponibilidad de los aparcamientos.
Ciudades inteligentes del mundo real
Barcelona
Barcelona se ha convertido en un referente de las ciudades inteligentes, especialmente en lo que respecta a la gestión de recursos. En 2011, la ciudad celebró la primera edición del Smart City Expo and World Congress para promover “una ciudad autosuficiente de barrios productivos a la velocidad de las personas, dentro de un área metropolitana hiperconectada con cero emisiones”.
Actualmente, la ciudad está ahorrado miles de millones de euros al año gracias a la instalación de sistemas de energía inteligentes como los proyectos piloto de redes inteligentes, los contadores inteligentes o un plan integral para reducir las emisiones de carbono. Las luces LED urbanas cuentan con sensores que pueden monitorizar el tráfico, la calidad del aire, las pisadas y el ruido. Si las calles están vacías, las luces se atenúan automáticamente para ahorrar energía, y se iluminan de nuevo cuando hay peatones cerca. Las farolas forman parte de la red wifi de la ciudad y ofrecen acceso gratuito a internet en todas las zonas.
Además, hay contenedores inteligentes que trasladan los residuos hacia un almacenaje subterráneo, lo que reduce los olores y la contaminación acústica como consecuencia de la recogida. También recogen y envíen datos a los planificadores urbanos, quienes analizan dónde se generan los residuos y utilizan la información para mejorar los tiempos de recogida y reducir los recursos necesarios para esta tarea. Y lo que es más, los residuos que no se pueden reciclar se incineran y se transforman en energía para los sistemas de calefacción.
Barcelona también utiliza tecnología inteligente para mejorar el transporte. La ciudad ha extendido el uso de sensores para monitorizar y gestionar el tráfico, lo que ha permitido reducir los atascos y ofrecer información en tiempo real a los conductores que buscan plazas de aparcamiento disponibles. Las paradas de autobuses digitales también han permitido mejorar el transporte en toda Barcelona, ya que se han convertido en experiencias digitales interactivas con wifi gratuito y estaciones de carga USB. Además, cuentan con pantallas interactivas con datos turísticos, mapas, e información sobre la hora de llegada de los autobuses.
La ciudad, que hace unos años se quedó sin suministro de agua, ha implementado un sistema de sensores para optimizar el riego de las zonas verdes que consiste en una serie de sensores interconectados que analizan la lluvia y los pronósticos del tiempo para modificar el riego según sea necesario. Esto ha permitido a la ciudad ahorrar agua y gestionar mejor el riego.
Singapur
Singapur es otra ciudad pionera en iniciativas de ciudades inteligentes. En 2014, el primer ministro Lee Hsien Loong lanzó el programa Smart Nation, que engloba varias iniciativas de ciudad inteligente. Por todo el país se han instalado sensores y cámaras que monitorizan desde la limpieza hasta el tráfico. Todos los datos recogidos se introducen en una plataforma centralizada que proporciona al gobierno acceso a información en tiempo real.
Por ejemplo, los sensores de la ciudad pueden detectar si se fuma en lugares prohibidos o si se tiran residuos desde los edificios, e incluso pueden monitorizar la densidad de las aglomeraciones y el movimiento de los coches registrados. Además, el tablero Virtual Singapore es un modelo de ciudad dinámico en 3D que permite a los planificadores urbanos hacer pruebas virtuales y con el que los representantes de la ciudad pueden simular evacuaciones de emergencia en distintos barrios.
Obviamente, la privacidad y la seguridad son las preocupaciones principales, pero el gobierno ha destacado que los datos son anónimos en la medida de lo posible. Por otro lado, muchos de estos datos se han hecho públicos en una plataforma de datos abiertos, lo que el gobierno ve como una oportunidad para que los ciudadanos participen en las iniciativas de la ciudad inteligente.
Dubái
Dubái se acerca al final de Dubai 202, un plan de siete años cuyo objetivo es digitalizar todos los servicios gubernamentales, desde el transporte y la infraestructura hasta los servicios económicos y la planificación urbana. Se han digitalizado casi 90 servicios gubernamentales a los que se puede acceder desde la aplicación DubaiNow. Según el emirato, la digitalización de estos servicios y la eliminación de las transacciones en papel les permitirá ahorrar 245 millones de dólares.
Además, Dubái está llevando a cabo varios proyectos muy publicitados de alta tecnología para posicionarse como ciudad inteligente. Recientemente, ha construido un edificio de cemento de 9 metros de alto con una impresora 3D, y no olvidemos otra de las ambiciones futuras del emirato, el Hyperloop Dubai-Abu Dabi.
Las ciudades se enfrentan a presiones medioambientales y preocupaciones sobre las infraestructuras, así como a crecientes demandas de los residentes que desean tener una mejor calidad de vida. Si saben invertir en capital humano y social, y en tecnologías disruptivas, las ciudades inteligentes pueden generar un crecimiento económico sostenible y una mayor calidad de vida, y a la vez mejorar la gestión de los recursos naturales.
Si siguen surgiendo aplicaciones tecnológicas disruptivas y las ciudades inteligentes se vuelven aún más inteligentes, el futuro del entorno urbano estará abierto a grandes cambios.