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Cerrar la brecha y marcar la diferencia, por Pol Hortal, Venture Builder Strategist de The Collider

Pol Hortal, Venture Builder Strategist de The Collider, habla sobre su experiencia como emprendedor en serie y su contribución a la sociedad

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Pol Hortal es un emprendedor con más de quince años de experiencia en la creación y el desarrollo de startups, lo que lo convierte en un profesional de gran valor para The Collider, donde ahora se dedica a conectar las startups con las empresas. Es uno de los fundadores de First Corporate Venturing, la firma de consultoría y formación en innovación, y está orgulloso de su experiencia en el diseño y la implementación de programas de formación en organizaciones internacionales

Te describes como un emprendedor en serie. ¿Qué significa eso para ti? ¿En qué medida tus experiencias anteriores son una ventaja para tu posición actual de venture builder strategist?

Empecé a crear empresas a los veintiún años, cuando aún no había reglas sobre el emprendimiento. Ayudé a mi padre a crear su sitio web y el resultado fue bueno, por lo que me recomendó a amigos y compañeros suyos. Al cabo de poco tiempo ya tenía mi propia empresa con doce trabajadores, en la que colaborábamos con varias compañías que necesitaban servicios de mantenimiento de sistemas, servidores, sitios web, etc.

 

Entre 2003 y 2004, empecé a colaborar con agencias de marketing, sobre todo para ayudar con las campañas offline, aunque también participé en otras online. Más tarde, en 2007, viajé a Washington para reunirme con profesionales de Google, Facebook y de otras empresas. Fue entonces cuando decidí empezar a trabajar con las redes sociales, el marketing digital y la comunicación.

 

La gente mira mi trayectoria profesional y no entiende nada. He sido un emprendedor toda mi vida, pero me avergüenza un poco hablar de ello. No me considero el típico emprendedor, ni tampoco he trabajado en grandes empresas o corporaciones.

 

Ahora, como venture builder strategist de The Collider, siempre intento usar mis conocimientos para crear la mejor experiencia posible, teniendo en cuenta no solo lo que construyen los emprendedores, sino también sus sentimientos y desafíos. Creo que este enfoque personal me ayuda a comprenderlos. Veo el proceso desde su punto de vista e intento respetarlo al máximo para incrementar su potencial de éxito.

 

Cuando empecé a colaborar con The Collider yo era proveedor: al principio me contrataron para diseñar e implementar el programa. En ese momento, trabajábamos con un estudio que creaba startups para empresas e instituciones. El puesto que me ofrecieron después en The Collider no era exactamente el mismo, pero estaba relacionado. El trabajo no consistía en crear una startup desde cero, sino en sentar las bases para que otros lo hicieran.

¿Cuál crees que es el papel de The Collider en la aceleración de startups basadas en tecnologías disruptivas?

Buena pregunta. Creo que hay una brecha entre lo que es la ciencia y lo que es el mercado. En España somos muy buenos en las publicaciones científicas, pero el reto real es cerrar esa brecha. Es importante ver cómo funcionan las spin-offs y el papel de las nuevas tecnologías en el mercado. Tratar de definir una metodología que funcione para las startups es un gran salto, pero yo creo que eso es exactamente lo que The Collider está haciendo para tratar de cerrar esta brecha.

Dada tu experiencia en la parte empresarial de la transferencia tecnológica, ¿cómo definirías su importancia en el mercado actual?

El emprendimiento tiene dos caras. Por un lado, están los emprendedores auténticos que son quienes generan los cambios en los ecosistemas de mercado. No lo hacen solo por sí mismos, sino también por la sociedad en general. Por otro lado están las personas que simplemente quieren enriquecerse. En mi opinión, debería haber un equilibrio: el papel de un emprendedor es mejorar la sociedad, no ajustarse al estereotipo de los que solo buscan enriquecerse.

¿Cómo distingues entre una idea que crees que tendrá éxito y otra que no?

En lo que a mí respecta, cuanto más sé, menos sé. Hay que ser humilde. Nadie puede saber con certeza qué ideas son las que van a tener éxito. Hace ocho años me entrevisté con el equipo de Wallapop, justo cuando estaban empezando, y dije que no iba a funcionar. Me equivoqué. No es solo la idea en sí, sino el equipo que hay detrás y la respuesta del mercado. Esos son los puntos básicos que hay que tener en cuenta a la hora de ver si una idea va a funcionar o no. En otras palabras, una idea por sí sola no dice mucho. También depende del impulso del mercado.

El objetivo de The Collider es llevar a las startups al mercado. ¿Cómo empieza este proceso?

El espacio para oportunidades en los típicos modelos de negocio digital cada vez es más pequeño. Por eso creo que lo que buscan los emprendedores de The Collider es entrar en espacios nuevos menos evidentes, donde hay más oportunidades que en los modelos tradicionales. Ofrecemos algo que no es fácil de conseguir cuando se crea una empresa. Tú tienes una tecnología que funciona sobre el papel y nuestro trabajo es ver si su aplicación práctica también tiene sentido en el mercado. Al final, lo que buscan los emprendedores de las startups es que les demos más oportunidades para tener éxito.

¿Qué dificultades has encontrado en tu trabajo para The Collider a la hora de conectar capitalistas de riesgo con profesionales de I+D?

Creo que el principal motivo que impulsa a los emprendedores a crear una startup es el dinero, ya que pueden ganar más dinero con su propia empresa que trabajando para otros. Sin embargo, el 99 % de los buenos emprendedores que conozco tienen dificultades con este tema. El dinero es necesario, aunque le damos más importancia de la que normalmente tiene. Creo que es justo decir que el mercado y el entorno son quienes dictan la situación, y los capitalistas de riesgo simplemente hacen lo que tienen que hacer.

¿Cómo crees que afectará la pandemia al sector de la transferencia tecnológica?

Creo que aún es pronto para decirlo. Quizá escasee la producción tecnológica, porque todo el dinero y todos los esfuerzos están centrados en controlar el coronavirus y encontrar una cura. No sabemos qué va a pasar. Todo lo que sabemos es que los capitalistas de riesgo están invirtiendo menos y están siendo muy cautelosos. En Estados Unidos, por ejemplo, solo están usando el 70 % de su presupuesto, y creo que va a haber una reducción general de la inversión en todo el sector. La economía va a verse afectada, y las startups van a tener que enfrentarse a más desafíos: si no hay mercado y el dinero se reduce, el potencial para los clientes también se reduce.

Como es sabido, no todas las startups consiguen tener éxito. ¿Qué hace The Collider para superar estos desafíos y posibles fracasos?

En mi opinión, entender y comprender que el mercado no quiere invertir en tu proyecto no es un fracaso. De hecho, me parece bien si una startup decide no continuar con el proyecto después de dos meses. Este año, lo que tenemos que hacer es proporcionar las condiciones para que los emprendedores experimenten y reciban feedback lo antes posible. Ese es nuestro objetivo. Como estratega, mi objetivo es ser rápido y ofrecer facilidad y rapidez a las startups.

Tus pasiones son la estrategia, la innovación y la tecnología, pero ¿cuál es tu principal objetivo de transferencia tecnológica en tu posición como venture builder strategist?

Tengo un enfoque realista. En general, el ecosistema empresarial español es complicado, y en este momento las cosas están difíciles. Necesitamos crecer, ser más eficientes, y evaluar qué funciona y qué no para poder animar a las personas a que lo hagan. Como emprendedor, quiero hacer mi propia contribución a la sociedad, y creo que puedo hacerlo ofreciendo metodologías o procesos que tengan sentido y motiven a las personas. Ese es mi mayor objetivo.