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Natalia Ruiz: Deep Tech en la industria energética

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The Collider entrevista a Natalia Ruiz, Open Innovation Hub Manager de Repsol Technology Lab, compañía en la que ha desempeñado diferentes roles a lo largo de los últimos 20 años. La sostenibilidad es esencial para la industria energética. Por eso, Natalia y su equipo centran su actividad en la búsqueda de innovaciones disruptivas que contribuyan a que Repsol alcance su reto de ser una compañía cero emisiones netas en 2050. Hoy comparte con nosotros las estrategias de su departamento y explica cómo The Collider se ha convertido en un aliado clave en este proceso.

Eres Open Innovation Hub Manager en Repsol Technology Lab. ¿Qué significa eso? ¿Cuáles son tus responsabilidades?

El propósito del Open Innovation Program es atraer innovación, encontrar talento y fomentar la colaboración con el objetivo de convertir los distintos desafíos en oportunidades. Principalmente servimos como enlace dentro del mundo de los emprendedores, fomentamos la cocreación y apoyamos a investigadores altamente cualificados. Tenemos el reto, pero también la oportunidad, de convertirnos en una compañía de cero emisiones netas para 2050. Estamos muy centrados en esta meta, y nuestro objetivo es detectar y validar nuevas tecnologías que puedan ayudarnos a conseguirlo.  

¿Cómo integráis la deep tech en la estrategia de innovación de Repsol? ¿En qué se diferencia de tu trabajo con startups y otros tipos de proveedores?

En comparación con las startups, la deep tech está diseñada para el largo plazo. Es un enfoque bastante nuevo. Normalmente, Repsol Technology Lab, el centro de investigación de Repsol, está directamente relacionado con las principales unidades de negocio de la compañía, pero ahora debemos tener una mentalidad más abierta. Tenemos que pensar en el futuro, es decir, tenemos que ser los primeros en adoptar estas nuevas tecnologías que serán las grandes protagonistas en un futuro próximo. Por eso hemos creado una división específica que trabaja con deep tech. Así, estamos investigando en campos como la inteligencia artificial, los materiales biotecnológicos, la informática, la nanotecnologíaEn todas las tecnologías innovadoras que cambiarán el futuro, y también en aquellas más tradicionales. 

¿Qué labor hace Repsol internamente (en Tech Lab) y cómo trabaja con otros centros de investigación, universidades, etc.?

El Technology Lab es el centro de investigación de Repsol, en el que trabajan más de 250 científicos. Tenemos una forma abierta de ver la innovación: colaboramos con muchas entidades, como universidades y otras empresas de investigación, con el objetivo de crear consorcios de investigadores en los que Repsol sea el líder. La industria energética tiene retos importantes por delante y necesitamos ser ágiles para superarlos, pero, sobre todo, necesitamos crear alianzas con aquellos que nos permitan acelerar ese proceso, nuestra propia transición energética. Las grandes corporaciones necesitan aprender de la forma en la que trabajan las startups (por ejemplo, de la metodología Agile). Las universidades y los centros de investigación también ofrecen puntos de vista valiosos, especialmente si tenemos en cuenta que las nuevas tecnologías tienen diferentes niveles de madurez. 

¿De dónde viene la innovación? ¿Hay algún lugar del mundo que esté liderando esa innovación?

En teoría, buscamos la innovación en todo el mundo, pero principalmente nos centramos en Europa y Estados Unidos. Tenemos muchos contactos también en Asia, pero actualmente no tenemos ninguna empresa asiática en cartera. 

¿Podrías hablarnos sobre las principales barreras que encuentra la adopción de la deep tech en tu compañía?

La principal barrera es el tiempo. Para desarrollar deep tech necesitamos tiempo. Nuestras áreas de negocio están muy centradas en las operaciones del día a día. En general, no funcionan de una manera que les permita decir: Voy a esperar de tres a cinco años a que está tecnología esté en el mercado. Necesitamos establecer un proceso que nos permita trabajar con pruebas de concepto con deep tech. En cualquier proyecto estamos obligados a aprobar estas nuevas tecnologías, incluso en sus primeras etapas de desarrollo, para que la corporación nos permita investigarlas más a fondo. 

¿Cuál es tu relación con The Collider? En tu opinión, ¿cuál es el valor único que ofrece The Collider?

Empezamos a trabajar con The Collider hace un año y estamos muy contentos con los resultados. Nos gusta mucho la forma en la que tratan la transferencia tecnológica. Uno de los pilares de nuestra estrategia de innovación es ayudar a las empresas para que aporten su granito de arena a la sociedad con soluciones para la vida real. The Collider cuenta con un proceso muy consistente, efectivo y que funciona paso a paso: validar la tecnología, validar el mercado, dotarle de un buen equipo y ejecutarlo. También gozan de variedad en sus iniciativas, programas de formación y actividades de integración de equipos, lo que hace que la relación con ellos sea beneficiosa. 

¿Qué oportunidades presenta la transferencia de tecnología para las nuevas startups? ¿Cuáles son tus predicciones sobre el futuro de la transferencia tecnológica en España?

Aunque en España tenemos muy buenos investigadores científicos, no somos tan buenos creando empresas. Pero estamos mejorando. Gracias a programas como The Collider, estamos aprendiendo a crear y transferir conocimiento y tecnología. Esta es la clave para fomentar la cultura de las startups en la economía española. 

Háblanos de algún mentor o persona que te haya servido de inspiración en tu carrera.

Me acuerdo de uno de mis primeros jefes, que fue quien me enseñó a ser líder. Daba ejemplo todos los días. De él aprendí a pensar en el equipo en su conjunto: a establecer metas, pero siempre pensando en cómo alcanzarlas en equipo. 

¿Alguna cita que defina tu modo de trabajar o de vivir?

Si vas a fracasar, que sea rápido. Trabajamos en la innovación abierta y en la prueba de concepto. Las cosas pueden salir mal, y tenemos que saber lidiar con ello. En la cultura española no nos gustan los errores, mientras que, en la cultura estadounidense, por poner un ejemplo, aceptan el fracaso con más normalidad. El fracaso no es malo: es una nueva forma de encontrar una solución. 

Hasta ahora, ¿cuál ha sido la experiencia más gratificante de tu carrera?

Empecé a trabajar como ingeniera de procesos, un puesto muy técnico. Luego me pasé a la administración y, hace unos cinco o seis años comencé a trabajar en innovación. Ahora es mi pasión, porque me permite colaborar con otras personas y usar la tecnología para construir un mundo más sostenible. 

¿Qué consejo profesional le darías a alguien que está empezando?

No te pongas límites. Fíjate unos objetivos y sé ambicioso.