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Pasión por la tecnología: Isaac de la Peña habla sobre innovación dinámica

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Isaac de la Peña, General Partner de Conexo Ventures, describe la empresa como un puente hacia Silicon Valley para los innovadores españoles y portugueses. Este antiguo becario de la Escuela de Administración y Dirección de Empresas Sloan del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT SLOAN) abre la puerta de los mercados americanos a las prometedoras start-ups tecnológicas de la Península. Hemos charlado con Isaac sobre los ecosistemas tecnológicos en los diferentes mercados, y sobre lo que se necesita para tener éxito en un entorno tan dinámico y cambiante.

Tu formación es muy variada, desde filosofía a economía, estrategia o liderazgo. ¿Consideras que estas disciplinas tienen algo en común? ¿Crees que han influido en tu carrera?

Buena pregunta. La filosofía se basa en la ciencia, las matemáticas y la lógica. Gracias a ella, pude desarrollar un pensamiento lógico. Después, aprendí a programar en mi tiempo libre y trabajé diez años como programador.

 

Creo que las personas creativas se encuentran en la intersección de varias disciplinas. Muchos de los que fundan empresas han probado cosas diferentes. Para la innovación y las iniciativas comerciales, resulta útil. Te ofrece distintos enfoques con los que puedes experimentar.

En el MIT, dirigiste un equipo de innovación que desarrolló una herramienta para mejorar los estándares de atención médica del VIH en los países en vías de desarrollo. Háblanos de este proyecto.

El equipo se hizo famoso en el MIT porque consiguió la colaboración de profesionales del mundo académico y de los negocios. Los científicos presentaron sus innovaciones, y los empresarios se unieron a ellos para buscar la mejor manera de comercializarlas. Se trata de algo que The Collider está haciendo ahora a mayor escala: una metodología que surgió en el MIT y que es parecida a la que emplea The Collider.

 

El dispositivo servía para identificar ciertos componentes de la sangre que predicen el VIH. No tenía partes móviles y su producción era muy barata. Resulta muy motivador saber que puedes hacer el bien y tener éxito, y la innovación es el ámbito ideal para conseguirlo. Se está convirtiendo en todo un campo de inversión de impacto, y desarrollando negocios autosuficientes que ayudan a las personas.

En 2007 y 2008 dirigiste el MIT Global Start-up Workshop, que conecta a estudiantes, emprendedores e inversores para acelerar el ecosistema empresarial de su región.

En aquella época, trabajaba como profesor invitado en el MIT, con proyectos tecnológicos que más tarde se convertirían en Apple Pay, Google Pay, etc. Este foro sirvió como punto de encuentro para los innovadores, y me pareció interesante por dos razones: primero porque fue una propuesta social, organizada por los propios los estudiantes, y, segundo, porque demostró lo importante que es el networking para poder progresar.

 

Hay que salir del laboratorio o de la oficina, conocer gente. Las llamadas y reuniones planificadas no tienen el potencial de resolución de problemas que tienen los encuentros casuales que se dan en los eventos o las conferencias.

Ese conocimiento de primera mano de la tecnología, ¿en qué medida ayuda a las start-ups? ¿Te sirve para entender mejor el ecosistema empresarial del sector?

Por supuesto. Si no hablas el mismo idioma que los CEO y los emprendedores del sector, ¿cómo vas a valorar una empresa o evaluar su potencial? Cuando inauguré el fondo de capital de riesgo Inveready en 2010, gran parte del ecosistema estaba formado por banqueros y no por tecnólogos. Las buenas ideas no eran acogidas con pasión, sino con miradas inexpresivas.

 

Si entiendes cómo funciona todo, no te dejas engañar por el espejismo de la novedad y te das cuenta de que faltan conocimientos tecnológicos.

Tú que has estado a ambos lados de la mesa de negociaciones, ¿qué consejo darías para una colaboración efectiva?

Todo depende de la confianza. Si no hay confianza por ambas partes, no puede funcionar. Lo mejor es dejar que los abogados se queden al margen en la medida de lo posible. Hay que intentar limar las asperezas, sin centrarse en lo que podría salir mal.

 

En los proyectos de emprendimiento, es muy importante llegar en el momento justo. Yo tuve suerte: mi plataforma educativa para niños se lanzó en el momento en que las primeras interfaces de pantalla táctil salían al mercado. Me di cuenta de que los niños no sabían nada de ordenadores, pero lo sabían todo de los iPads, donde consumían contenidos a los que antes no tenían acceso.

Tienes experiencia en la disrupción que han provocado el FinTech, el LegalTech y el InsureTech en los sectores tradicionales. ¿Cuáles son los avances más importantes hoy en día?

Nuevas formas de obtener, estructurar, extraer e interpretar los datos. El Big Data, la ciencia de datos y el aprendizaje automático son ahora algo fundamental, ya que permiten la extracción y el procesamiento de datos a escala. Gracias a ellos, los riesgos de las transacciones se han desplazado. En la publicidad, por ejemplo, las plataformas tienen ahora tanta información sobre los consumidores que están dispuestas a compartir el riesgo para conseguir ciertos resultados.

 

Por otro lado, en EE. UU., la calificación crediticia estaba anteriormente dirigida a la población blanca, lo que suponía que al resto de los grupos se les denegaba el crédito. Ahora, las start-ups están utilizando tecnología de aprendizaje automático para desarrollar sistemas de calificación para esos grupos. No perjudicas a nadie y favoreces a las personas; utilizas la tecnología para ayudar a las personas y aún así creas un negocio viable.

En Conexo trabajas con emprendedores de España y Portugal. ¿Cómo es el ecosistema de las start-ups en esta región?

Se trata de algo que me apasiona. Intento que los innovadores españoles de talento tengan las mismas oportunidades que yo tuve en EE. UU. para que puedan acceder a los mercados más desarrollados sin necesidad de reubicarse. El mercado español es pequeño y, en sectores como el financiero, se encuentra muy poco desarrollado. Somos un puente dedicado a conectar las mejores ideas y el talento con oportunidades en otros lugares.

 

En Portugal, empezaron a desarrollar un pensamiento global y emprendedor desde el principio. Hay más unicornios, empresas valoradas en más de 1000 millones de euros, que en España. Para ganar, hay que pensar globalmente. Pongamos la Cumbre de la Red de Lisboa, por ejemplo. Es un dinamizador o catalizador muy potente.

¿Cómo está afectando el desarrollo de la IA a los sectores que se basan en la tecnología?

Es un elemento fundamental. Se trata simplemente de la automatización de las tareas humanas, pero de las tareas que necesitan una comprensión avanzada. Es la evolución de un proceso que comenzó con los robots, que empezaron por fabricar artículos como los coches reduciendo los costes y haciéndolos más accesibles, y que se ha extendido a los algoritmos que evalúan las imágenes de un accidente de coche, procesan la reclamación al seguro y te ingresan el dinero en la cuenta. El aumento de la productividad de las empresas se traduce en un rendimiento del capital invertido para los inversores. Todo el mundo sale ganando.

 

Por supuesto que tenemos que pensar en cómo reemplazar esos puestos de trabajo que se eliminan, pero la tecnología está liberando a los humanos de las tareas aburridas y permitiéndoles explotar su potencial creativo. Al final, lo que nos queda a las personas es las tareas que las máquinas no pueden hacer, y que probablemente nunca podrán.

¿Qué buscan los fondos de inversión en los aspirantes a emprendedores del sector tecnológico?

Pasión. La innovación y el emprendimiento están idealizados. Le restamos importancia a lo difícil que es: puedes dedicar diez años de tu vida y estar en la ruina. Si no tienes pasión, acabas desmoronándote. No se trata de pasión por el dinero, sino de crear algo, de “dejar huella en el universo”, como dijo Steve Jobs. Tienes que sentir pasión por la innovación, querer cambiar las cosas a mejor. El dinero llega después.

 

Habilidades de liderazgo. No puedes hacerlo solo. Necesitas construir un equipo, con suerte más inteligente que tú. Al principio, todo son problemas y falta de recursos. Debes transmitir la visión, convencer a los demás de que te acompañen en tu viaje. No es tan fácil como parece.

 

Conocimiento. Experiencia en el sector y comprensión de su dinámica. Tienes que justificar por qué, después de 200 años de revolución industrial, nadie había tenido tu idea antes. Necesitas un profundo conocimiento de la industria.