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Xavier Simo: Construyendo el ecosistema deep tech

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Xavier Simó es líder empresarial, inversor y mentor en el sector tecnológico, además de profesor asociado en el Instituto Químico de Sarriá, que está dentro de la Universidad Ramón Llull. También es colaborador de The Collider y ha compartido con nosotros algunas conclusiones de su amplia experiencia en transferencia de tecnología, con consejos importantes para los recién llegados al sector.

Eres un inversor centrado ahora mismo en deep tech. ¿Qué te hizo interesarte por estas startups tecnológicas?

Yo provengo del campo de la informática, en concreto de la especialidad de pantallas, redes, sensores y aplicaciones móviles. Hace poco empecé a trabajar con blockchain, inteligencia artificial y nuevas tecnologías en torno a las visualizaciones. Y aparte, soy curioso por naturaleza. Tanto por mi campo de especialidad y trayectoria profesional como por mis inquietudes generales, siempre ando investigando y pendiente de lo que está por venir. Me interesa mucho entender cómo pueden cambiar el mercado actual las nuevas tecnologías y las empresas.

¿Qué tipo de smart capital ofreces a las startups, además de la financiación?

Lo primero que podemos ofrecerles es nuestro conocimiento del mercado. Inlea, la empresa que fundé hace 16 años, tiene su sede en EE. UU., pero también tenemos presencia en Brasil, Rusia, India, España, Canadá y Reino Unido. Contar con gente en 23 países nos da una perspectiva general de muchos mercados. Mis socios y yo podemos compartir esta perspectiva global y de las nuevas tendencias con The Collider y con la gente que realiza proyectos en colaboración con universidades. Llevo 35 años en este sector y sé cómo funciona el mundo de la empresa, así que también puedo compartir este conocimiento con las startups.

¿Crees que un inversor necesita conocimientos técnicos avanzados para invertir en deep tech?

Creo que un inversor de tecnología profunda debe tener al menos una formación técnica o experiencia tecnológica, porque así es como se puede entender el mercado. La deep tech se basa en la experiencia en el sector, por tanto sí que se requiere algún tipo de experiencia.

Como inversor, ¿cuáles son las tres preguntas principales que sueles hacer a los emprendedores en vuestra primera reunión?

En primer lugar, les preguntamos cuál es su propuesta de valor. En segundo lugar, cuál es su mercado objetivo. En este sentido, hacemos preguntas generales sobre el mercado, como qué tamaño tendría y cuáles serían los clientes potenciales. La tercera pregunta es: ¿qué medios legales podéis poner en marcha para protegeros vosotros mismos y la inversión? Aunque antes de todo esto, siempre pasamos revista a las personas, al equipo. Lo que marca la diferencia es siempre una persona, alguien capaz de entender cuál es el lugar de su deep tech en el mercado. Siempre es una persona quien decide en qué dirección se va a llevar la tecnología, y esta es la clave.

¿Qué es lo que más te gusta de tu papel como inversor?

Es una pregunta difícil, porque en cada caso es diferente. Pero si tuviera que elegir una cosa, diría que mantener el foco en el objetivo de ventas. Yo estoy siempre recordando a los equipos que tengan presente el objetivo de ventas. A veces pasa que la gente que trabaja en deep tech no ve más allá de la tecnología y de los beneficios que puede aportar su producto, pero creo que es muy importante centrarse también en las ventas, en los clientes y en el mercado.

¿Cuál es tu relación con The Collider?

Empecé a colaborar con The Collider hace unos dos años, ejerciendo varias funciones. He sido mentor, inversor y también he formado parte del jurado de selección de inversiones. Tengo una excelente relación con el equipo y con la organización; la gente de The Collider está muy motivada y es muy abierta de mente.

¿Tienes alguna predicción para España en cuanto a transferencia de tecnología? ¿Qué oportunidades hay para las startups?

La tecnología está ahí, pero el número de patentes que tenemos en España es muy bajo en comparación con otros países. Son países como Alemania, Francia e Italia los que dirigen actualmente la industria tecnológica en Europa. En España no tenemos una red sólida para recibir la tecnología de las universidades y, por eso, tampoco tenemos aún una cultura o tradición tecnológica sólida. Las startups suelen colaborar con grandes corporaciones; el problema es que la mayoría de estas corporaciones están fuera de España. Necesitamos tiempo para desarrollar esta cultura tecnológica y para ampliar nuestra red. 

 

Por otro lado, hay que motivar a las universidades españolas para que se involucren y apoyen este ecosistema tecnológico, porque no siempre dan el mínimo apoyo necesario a los proyectos tecnológicos en los que han estado investigando cuando toca financiarlos. Así que sí que hay oportunidades en España, pero necesitaremos más tiempo para desarrollar esta cultura deep tech, para crear patentes y proteger la tecnología. The Collider está haciendo un trabajo excelente liderando y guiando este movimiento.

¿Has tenido algún buen mentor o fuente de inspiración a lo largo de tu carrera?

He conocido a varias personas que me han apoyado e inspirado en mi carrera. La primera fue Tomeu Serra, de la Universidad de las Islas Baleares. Siempre iba dos pasos por delante y me animaba a crear cosas que fueran disruptivas en el mercado. Otra persona que me ha inspirado es uno de mis socios en EE. UU., Aman Johar. Él trabaja en Silicon Valley y también tiene una mente que va siempre dos pasos por delante. A todos mis mentores los considero más inteligentes que yo, ya que desde luego me inspiran, me apoyan y me animan a seguir adelante.

¿Alguna cita que defina tu modo de trabajar o de vivir?

En realidad no, aunque un principio que cada vez aplico más conforme voy creciendo y aprendiendo es “menos es más”. Es más bien un concepto, pero en este campo en particular, tratar de simplificar las cosas es siempre un buen ejercicio. No hay más que pensar en una aplicación: cuantos menos clics o pasos deba hacer el usuario para completar una acción, más fácil de usar será y, por tanto, más éxito tendrá el modelo. Cuando una startup está construyendo sus cimientos, lo mejor que puede hacer es perfeccionar una cosa y centrarse en ella. Luego, a medida que la empresa crezca, podrá y deberá diversificarse.

¿Qué consejo profesional darías a los que están empezando y tal vez planteándose seguir una carrera parecida a la tuya?

Doy clases en universidades y en centros de formación profesional españoles, y una cosa que digo a menudo a los alumnos es que la última habilidad que un robot podrá aprender es la empatía. Porque el robot tendría que entender primero quién es y después quiénes son los demás y lo que pueden estar pensando. Al emprender tu carrera, es importante tratar de entender cómo piensan los demás y qué es lo que sienten. Si quieres tener éxito en tu profesión, aprende a ser empático y a ponerte en la piel de la otra persona. La clave es escuchar, comprender y absorber.