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Isabel Portero: Cómo crear una startup biotecnológica desde una visión de 360° de la sanidad

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Isabel Portero, emprendedora, científica, y fundadora y CEO de BioHope, está especializada en I+D en biotecnología, y su ambición es desarrollar soluciones innovadoras para los problemas más urgentes en el área de la atención sanitaria. Desde su experiencia en distintas posiciones de responsabilidad en los ámbitos académico, sanitario y tecnológico, Isabel también escribe sobre la situación actual de la biotecnología y las tendencias financieras del sector en España. En esta ocasión, se sentó con nosotros para compartir sus reflexiones sobre la creación de startups y sobre la importancia de la red que The Collider proporciona a los emprendedores.

Eres la fundadora y CEO de BIOHOPE, además de científica especializada en I+D en biotecnología. ¿Podrías explicarnos en qué consiste tu trabajo y cuáles son tus responsabilidades?

Ante todo, soy médica, y eso ha sido lo que lo ha impulsado todo. A diferencia de otros científicos de I+D que primero desarrollan la tecnología y luego descubren sus posibles aplicaciones clínicas, yo lo hago al revés. Empiezo por identificar una necesidad médica clara y todavía sin responder, y luego contrato a un equipo que defina qué tipo de tecnología puede satisfacer esa necesidad.

¿Cómo acabaste formando tu propia empresa?

Al principio dudé un poco sobre si debía o no crear una startup, porque no estaba segura de cómo desarrollar la tecnología ni de qué marco usar. Barajé la posibilidad de entrar en una universidad, una fundación o una organización similar, pero estas instituciones son bastante rígidas, sobre todo aquí en España, así que es muy difícil lanzar un proyecto por esta vía. Aunque tenía algunas ideas, no contaba con demasiada experiencia previa en I+D. Al final, me arriesgué y decidí crear una empresa, porque es lo que nos daría la libertad de trabajar como queríamos.

Cuentas con una trayectoria muy interesante y diversa, ya que has trabajado en empresas, hospitales e instituciones públicas. ¿Cómo han influido estas experiencias en tu posición actual?

Yo diría que mi trayectoria ha sido un factor fundamental, porque sin ella nunca habría creado BioHope. Tengo una visión de 360°de la sanidad. La práctica de la medicina me ha aportado una perspectiva médica, y el trabajo en el sector farmacéutico me ha dado la visión del marketing. Por otra parte, mi experiencia en el sector de la biotecnología me ha servido para desarrollar la tecnología, y el ámbito universitario ha enseñado a trabajar con gente joven, algo que también ha sido muy importante.

¿Podrías explicar las diferencias entre trabajar en un hospital, en una empresa privada y como emprendedora del sector sanitario?

Entre las grandes empresas y las startups hay dos diferencias principales. Una es la cultura. Las grandes empresas cuentan con una cultura muy sólida, y tú sabes exactamente quién eres, cuál es tu función, quién es tu jefe, etc. Todo está muy claro. Pero la cultura de una startup es algo que hay que crear, no es algo monolítico. Con el tiempo va cambiando y tienes que enfrentarte a varias crisis en el proceso. Es algo que puede resultar complicado, porque es posible que no sepas exactamente cuál es tu puesto, aunque tengas un cargo. 

 

La segunda diferencia es la estructura. Las grandes corporaciones cuentan con una estructura muy marcada. Todos los procedimientos están muy bien establecidos, lo que se traduce en estructuras sumamente rígidas. Las startups son todo lo contrario. Es un entorno extremadamente flexible, lo que tiene la ventaja de que te permite crear muchas cosas y reaccionar con rapidez, pero, por otro lado, los procedimientos no están establecidos y cada día te toca descubrir qué hacer. Se parece un poco a la música jazz: nunca sabes cuál será el siguiente tema.

¿Cuál crees que es la mejor forma de buscar colaboraciones con empresas, hospitales y otras grandes instituciones? ¿Qué consejo le darías a una startup del sector sanitario o el de la biotecnología?

A la hora de buscar una colaboración hay dos aspectos clave que diferencian a las startups de las grandes corporaciones: el dinero y la reputación. Si eres una startup no tienes ni lo uno ni lo otro. Por lo tanto, mi primer consejo es ofrecer trasparencia y seriedad, porque hay que construir una reputación que se pueda comparar con empresas de la talla de Pfizer, Glaxo y otras. 

 

El segundo consejo es no tener miedo. Si tu proyecto ofrece una solución a un problema real y tu propuesta es única, hablarán contigo. Habrá puertas que se te abrirán. La primera vez será mucho más difícil, pero la gente está dispuesta a escucharte.

¿Por qué crees que son importantes iniciativas como The Collider?

Una característica importante del emprendimiento es que puede ser una actividad bastante solitaria. Desde fuera, puede parecer que las startups obtienen reconocimiento constantemente y que siempre están relacionándose con otras empresas, pero lo cierto es que no es así. Ser emprendedor es una labor agridulce y a menudo te sientes solo. The Collider crea redes y espacios para formular preguntas, compartir experiencias y crear soluciones. Es un alivio saber que hay otras personas que están en tu misma posición.

¿Cuál es la importancia de la transferencia tecnológica y qué oportunidades presenta a las nuevas startups?

Si lo que quieres es generar impacto en la sociedad, la transferencia de tecnología es esencial. Sin transferencia tecnológica, como pasa en el ámbito académico, te limitas a publicar. Las publicaciones contribuyen al desarrollo de conocimiento, pero eso no es suficiente. Llega un momento en el que hay que cruzar la frontera para ofrecer a los hospitales y al conjunto de la sociedad un producto que puedan utilizar. 

 

Aquí en España tenemos mucho talento. El problema es que no somos un país rico y no contamos con la organización necesaria para ayudar a los emprendedores en la transferencia de tecnología. Hay muchas lagunas en la inversión y también en las instituciones públicas. En Europa, en general, están mejor organizados, pero en España no es fácil obtener la ayuda que necesitas. Sin embargo, no se trata de algo imposible. Iniciativas como The Collider pueden ser clave.

¿Podrías hablarnos de una persona que te haya servido de modelo o que haya sido tu mentor?

Durante el proceso de creación de BioHope no tuve lo que se dice mentores, pero sí que tuve amigos que me acompañaron en esa aventura, algunos de los cuales ahora trabajan conmigo. En mi caso, fue una red de personas que conocía de antes —de mi experiencia en el mundo profesional y académico— quienes en última instancia me ayudaron a crear BioHope. Es una historia de amistad.

¿Hay alguna cita que defina tu modo de trabajar o vivir?

Cuando trabajaba en Merck Sharp & Dohme, uno de los fundadores decía que siempre que te centras en el paciente y en lo que le beneficia, tú también obtienes beneficios económicos. Por el contrario, si solo buscas el beneficio personal y pierdes ese enfoque, te hundes. Si trabajas en el sector sanitario, tienes que pensar siempre en el beneficio del paciente. Esa es la clave del éxito.

¿Cuál ha sido la lección más difícil o más útil que has aprendido en tu carrera?

Para mí, lo más difícil ha sido aprender a dirigir a otras personas. Como médica y científica, tiendo a pensar que los problemas tecnológicos son los más difíciles de resolver, pero en realidad, lo más difícil es aprender a dirigir a las personas.

¿Qué consejo profesional te hubiese gustado recibir al empezar?

Escucha y sé humilde.